domingo, 4 de mayo de 2008

RAMÓN IÁÑEZ PEÑA. El trabajador más inagotable que se haya conocido nunca

Estoy destrozado. He prometido escribir algo sobre la imprevista muerte de mi hermano y no sé si podré hacerlo como a mi me gustaría pues los miles de recuerdos se me agolpan y las lágrimas me impiden ver bien lo que escribo. No puedo ni siquiera leer las letras del teclado.

El 30 de abril después de una de sus increíbles jornadas laborales se desmayó mi hermano el mayor, se le rompió el corazón ¡de tanto usarlo! Yo no he conocido a persona con tanta generosidad y humildad en mi vida. Y el día 1 de mayo un poco antes de las ocho de la mañana falleció. Nadie se lo esperaba. Ha sido un hachazo brutal. No podía ser otro día. Fue un 1 de mayo y no creo que nadie pueda disputarle el haber sido un excelente trabajador. Extraordinario. En su sepelio ese mismo día había cientos de personas y eso que era fecha festiva y de puente. Mucha gente que lo amaba ni se habrá enterado todavía. Sembró de manera inimaginable la mejor semilla que un ser humano pueda plantar: la de la amistad más entrañable y solidaria.

Yo no he conocido a persona tan extraordinaria como él. Yo siempre le he considerado mi gran padre. No fue sólo mi hermano. Ejerció realmente de padre de todos los que hemos sido sus hermanos. Tal vez, por eso, a sus hijos les haya tratado de otra manera, quizás como si hubieran sido realmente sus nietos. Desde muy pequeño no quiso ningún trato especial y todo lo suyo lo compartió de la manera más sencilla y espléndida.

Esta semana próxima será, seguramente, la más dura de mi vida. Estaré haciendo lo imposible para poder calmar el dolor infinito que se nos ha venido encima. No me podía imaginar algo tan brutal para mis padres. Los pobres están rotos. No creo que puedan soportar un golpe tan atroz durante mucho tiempo.

Las lágrimas no me dejan escribir más por ahora. Pero si puedo en próximos días junto con la profesora Lola Villuendas iré bosquejando unos apuntes imborrables para un Congreso de psicología de la liberación que tendrá lugar en México en el mes de noviembre. Un ser tan extraordinario como fue RAMÓN IÁÑEZ PEÑA merece un puesto de honor en los orígenes de la psicología evolutiva de la educación. ¿Cómo olvidar su faceta docente cuando organizaba cursos de formación para trabajadores y les enseñaba que no existía mercancía más peligrosa en el mundo que la adulteración de la psique por la máquina tanatocrática?

Miguel Ángel Iáñez

Granada a 3 de mayo de 2008

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